lunes, 2 de abril de 2012

Un incendio invisible (Sara Mesa).


Un incendio invisible narra la llegada a Vado, una ciudad en los últimos días, meses o años de su imparable decadencia, del doctor Tejada, quien, huyendo de un pasado que se esconde al lector hasta las últimas páginas, ha venido a hacerse cargo de la dirección de una residencia de ancianos.

La personalidad del médico no es muy edificante. Se trata de un hombre con poco amor al trabajo que pone en riesgo el funcionamiento, ya muy deteriorado, del asilo que tiene que gestionar. Por si esto fuera poco, en determinado momento, se nos revela (o insinúa) también como pederasta. Su transitar por la novela es el reflejo de una continua dejación de las obligaciones que le corresponden y una puesta en evidencia de su incompetencia, indolencia y banalidad, espejo fiel de todo aquello en lo que se ha convertido una ciudad que no es sino ruina de un pasado deslumbrante. Su caracterización tiene un punto memorable cuando declara: "No me gusta comentar. No he comentado nunca nada con nadie, ni siquiera cuando era chico, ni siquiera a mi padre. Me vine aquí para no comentar nada, para no tener que comentar nada, para que nadie me pida que comente nada ni espere mis comentarios a nada. ¿Comentar para qué? ¿Para estar de acuerdo en todo? No me interesa, jefe, con todos mis respetos".

La novela está bien construida, es entretenida y no se prolonga artificialmente de manera innecesaria, como es habitual en cierta literatura contemporánea. No obstante, encontramos algo reiterativa la continua apelación al calor que castiga la ciudad, y hubiéramos deseado una mayor indagación en las causas y el proceso de su abandono, aunque quizás eso hubiera dado lugar a una novela diferente, más centrada en el secundario investigador Benmoussa que en el médico abúlico que la protagoniza (reconozco que esa idea fue lo que me llevó a comenzar esta lectura y que, durante las primeras páginas, me decepcionó no encontrar respuesta a mi curiosidad).

La obra fue agraciada el pasado año con el premio Málaga de Novela, dato que no dice más que seguramente fue la mejor novela de las presentadas, lo que, por otro lado, tampoco estará nada mal.